Para muchos aficionados culés, la salida de Nico marca el final de una historia que pudo haber sido diferente. Cuando debutó en el primer equipo bajo las órdenes de Ronald Koeman, se pensaba que sería el sucesor natural de Busquets.
Sin embargo, la falta de oportunidades y la competencia en el medio campo lo llevaron a buscar minutos en otros equipos. Su cesión al Valencia y luego su traspaso al Porto fueron señales de que su futuro estaba lejos del Camp Nou.
Ahora, con su fichaje por el Manchester City, su regreso al Barça parece una posibilidad prácticamente descartada.